Señores, señoras... llevo tres inviernos seguidos viviendo en Alemania. Ninguno se parece al anterior, de hecho es más bien todo lo contrario.
En 2011-2012 hizo frío, pero no mucho que yo recuerde, y nada de nieve. Miento, dos días contados cayó algo del cielo con apariencia de copo de nieve y se posó levemente en el suelo aunque no duró más de un par de días antes de que se convirtiera en barro.
La temporada 2012-2013 nos dejó nieve hasta aburrir desde principio de diciembre hasta los últimos copos el día del trabajador. Aprendi la importancia de las botas de montañan y el jersey de cuello vuelto de lana merina. Al principio ver todo blanco era muy bonito pero con el paso de los meses uno se va cansando de llegar a casa empapado.
Y este año, lo que llevamos de invierno 2013-2014, tan sólo han caído unos copitos el día de San Nicolás, para homenajearlo supongo, que no llegaron a cuajar. Por lo demás, temperaturas altas para ser invierno en Alemania. Ayer y hoy llegaremos a los 10 grados, cosa inusual para mediados de febrero.
Pero como con esto del tiempo no podemos más que conformarnos... vamos a disfrutar de lo que venga que seguro que no será tan malo (siempre y cuando queramos verlo así).
Elena
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